Norte de Italia

Km 46.003 – Rumbo a Génova

caminoagenovaIngresé a Italia, desde Francia, tras haber pedaleado la costa azul, me dirigí por la ruta marítima hacia Génova. Y fue un día largo, porque pedalee 163 km en casi 9 horas, hacía frío y estaba nublado, pero al menos aproveché el viento a favor de la tarde.

La provincia de Liguria es muy parecida al extremo Este de la costa azul de Francia, la mayoría de sus playas no son arena sino de piedra, por lo que no me interesé en hacer muchas paradas. Sobre el final de la tarde, me dirigí a un camping, pero su precio de 15 euros me pareció excesivo, entonces pedaleé hacia la montaña, donde encontré un santuario y armé la tienda, era el único lugar plano. Y fue una noche larga, porque hizo frío y también llovió.

Una vez en el centro de Génova, me detuve en la calle peatonal y durante algunas horas realicé mis ventas y no me fue nada mal. Era domingo y la gente se me acercaba mucho para curiosear, y casi siempre contribuyó. Allí conocí a Kiara, una arquitecta que al conocer mi historia me convidó para almorzar. También a Giuglio, un reconocido pintor que preparaba sus ultimas pinturas para su nueva exposición en Nueva York. Giuglio había visitado Argentina, y me convidó a su casa donde celebraban el aniversario de una amiga, diciéndome: “donde comen 14, comen 15; puedes pasar por casa y si lo deseas también puedes dormir allí” Y la verdad que me sentí como entre amigos.

Según Giuglio Génova es el puerto comercial más importante de Italia, con palacios, pinturas y esculturas, que se cuentan entre las más distinguidas del noroeste de Italia.

Corría el inicio del otoño y el clima me obligaba dirigirme hacia el sur.

Camino a Pisa

Mi camino a Pisa fue uno de los más duros que tuve en Europa, la ruta nacional que se dirige a La Spézia entra en la montaña y es una verdadera falta de consideración al ciclista que viaja desinformado como yo, que apenas lleva un mapa europeo. Al igual que en mi camino a Génova, los carteles indicadores son un desastre; la información de éstos, a veces separados por un par de km variaba unos 20 o 30 km, y nunca sabía cuantos km me restaban.

Pablo Garcia - Vuelta al mundo en bicicletaLa ruta nacional fue un constante sube y baja, mientras la autopista es casi siempre en forma plana entre puentes y túneles. Pero lo peor fue que me habían informado que el camino era plano y mentalmente no estaba preparado.

Finalmente me demoré dos días para realizar los 135 km, pasé frío y llegué súper cansado, sin fuerzas. Pero valió la pena, porque Pisa es una ciudad bonita, pequeña y con sólo 100.000 hab pero invadida por turistas. Claro, su gran obra es el Baptisterio con su Duomo y con su gran torre inclinada. Y la verdad que el ingresar allí me impactó, porque su torre es impresionante.

Florencia

Con viento en contra pero tras una pedaleada más leve que las anteriores llegué a Florencia. Y ni bien ingresé al centro, me asombré. Sus imponentes edificios, sus esculturas y sus iglesias se desparraman en una zona tan compacta que trasforman al centro de la ciudad en un verdadero museo.

FlorenciaLa ciudad es un monumento al Renacimiento, el movimiento artístico y cultural del siglo XV, cuando la dinastía de los Médici, acaudalados banqueros y gobernantes de Florencia se desplegó por toda la ciudad, aspirando a convertirse en la nueva Roma. Fue cuando surgieron pintores y escultores con una nueva concepción de la perspectiva y la anatomía, como Donatello, Botticelli, Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel.

Los detalles de las esculturas son perfectos, pero me pregunto si éste período de tantos desnudos no fue el período en el que nuestra civilización comienza a perder valores como la integridad. Aquí en occidente, basta con prender la televisión para ver como un cuerpo semidesnudo nos presenta cualquier producto para su venta, y eso no lo he visto ni el África negra, ni con los musulmanes y tampoco creo que lo vea en Asia.

Durante mi estadía en la ciudad me interesé en visitar algunos museos y galerías. Pero los más importantes como la Galería degli Uffizi o la Galería dell Academia tenían unas filas de entre 200 o 300 personas. Y al conversar con un español que llevaba esperando casi tres horas se me fue el interés.

Entonces visité el Museo de la Historia de la Ciencia que cuenta entre otras cosas con instrumentos de Galileo-Galilei y el relato de sus investigaciones astronómicas que lo llevaron a grandes descubrimientos. También existen mapas antiguos, globos terráqueos y celestes de los siglos XVI y XVII, y un planetario mecánico que ilustra el movimiento de los astros.

En Florencia permanecí en la casa de Kika, una amiga de Carlotta a quién había conocido en Sevilla algunos meses atrás. Y las chicas se portaron súper bien, me cocinaron, me llevaron de paseo y hasta me ayudaron a juntar algo de dinero, vendiendo algunas de mis muñequitas en la puerta de su trabajo a todo compañero que curioseó mi bicicleta.

También conocí a Giugliano, el dueño de una bicicletería que me atendió como a un amigo, donde compré casi todo lo que necesitaba y todo a un muy buen precio.

Por todo ello, también Florencia quedará en mis mejores recuerdos.

Camino a Venecia

Paso de MuraglioneTras dejar Florencia crucé los Apeninos, el cordón montañoso que recorre la península itálica, y lo hice por el camino menos duro, aunque el Paso de Muraglione se elevaba a 915 mts del nivel del mar. Aquella noche en la montaña hizo mucho frío y comencé a tomar antibiótico, porque no me sentía bien, tenía dolor de garganta y presentía una fuerte recaída.

Me demoré tres días para llegar a Venecia, y lo hice justo el día de mi cumpleaños, ya van 32, porque quería festejarlo en un lugar diferente. Y Venecia lo es. Una ciudad única rígida sobre una serie de bancos de lodo en una laguna, con canales en lugar de carreteras.

Según me explicaron para el siglo XII, Venecia era una ciudad-Estado independiente y también la nación comerciante más rica de Europa, gracias al control que ejercía sobre las rutas de las especias y de la seda de Oriente. Fue recién en 1797 cuando perdió su independencia, desde entonces la ciudad parece haberse detenido en el tiempo.

Canale di San MarcoPero mi estadía en Venecia no fue fácil, porque no pude circular libremente con mi bicicleta, según me informaron el acceso estaba prohibido, bajo la pena de una multa de 200 euros. Así y todo me arriesgué y cargué mi bicicleta tras unos puentes para vender algunas de mis fotos o mis muñequitas en la isla, donde había más turistas; y por suerte me fue muy bien. Hasta los propios venecianos se detenían para curiosear y contribuir.

Pero en realidad éstos no son muy simpáticos, la mayoría de ellos trabaja con turismo y es obvio que tienen su paciencia bastante agotada. Hubo un par días que dejé la bici en un estacionamiento pero que difícil fue encontrar a quién me permitiese dejar mi bicicleta por unas horas. Luego caminando por sus calles me detuve para informarme en varias ocasiones. Y parecía que a cada uno que le preguntaba algo le estaba pidiendo un gran favor.

Hasta en la propia oficina de turismo me trataron como si fuese uno más del ganado. Lo único que les interesaba era que gaste mi dinero allí.

Por suerte en mi último día salió el sol y pude apreciar lo hermosa que es esta ciudad. Buscando hacer las mejores fotos me dirigí al puente Rialto y a la Piazza San Marco, sin duda dos de las joyas de Venecia.

Finalmente camino a Eslovenia, tras una pedaleada de 160 km, visité Trieste, una ciudad industrial sobre el mar Adriático. Y como era sábado, el domingo lo aproveché para realizar mis ventas. Y tuve suerte porque en la Piazza Dell´Unita el ejército Italiano realizaba un acto conmemorativo, y yo vendí como pocas veces en Europa.

Y como el mundo es chico. De casualidad me encontré con Luca, un italiano que me había comprado un par de muñequitas en Portugal, tres meses atrás. Por ello lo celebramos bien a lo italiano, con una buena pasta!!![:en]

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