Buscando sponsors en Addis

Mi estadía en Addis Ababa fue perfecta. Conseguí vários sponsors y me hospedé en el hotel Hilton. Parece mentira, pero a cada trecho duro del viaje le siguen momentos de placer. A veces creo que todo se confabula para que, en el momento justo, las cosas fluyan.

Km 25.720

Mi estadía en Addis Ababa fue emocionante. Parece mentira, pero a cada trecho duro del viaje le siguen momentos de placer. A veces creo que todo se confabula para que, en el momento justo, las cosas sean un poco más fáciles.

Mi arribo a Addis estuvo marcado por la celebración de grandes conmemoraciones, claro que según sus tradiciones. Los etiopianos poseen su propio alfabeto, su propio horario, y también su calendario. Para nosotros pueden ser las 7, pero para ellos el reloj marca la 1; para los etiopianos corre el año 1996, mientras que nosotros estamos en el año 2003. Este calendario es una réplica del viejo Alexandrian Calendar, usado por los antiguos egipcios y traído a Etiopía como resultado del vínculo que existía con la Coptic Church de Egipto.

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Para ellos, el año está dividido en trece meses: doce de treinta días y un mes más de cinco o seis días, que lo llaman Pagumen o el mes trece, en el cual no pagan sus cuentas, pero tampoco cobran su salario. Por esta razón, el slogan del país es: “Etiopía, donde el sol brilla los trece meses del año”.

El viejo año egipcio comenzaba cuando el río Nilo era desbordado debido a las fuertes corrientes provenientes del sur. Hoy, estas lluvias son conocidas como el moonson y se originan en las tierras altas de Etiopía, donde nace el Blue Nile, uno de los brazos del río Nilo. De esta manera, el primer mes del año para los etiopianos o Maskaram coincide con el final de la época de lluvias en Etiopía: Septiembre.

Llegué a Addis Ababa el 11 de septiembre, el ultimo día del año 1996, y así pude compartir junto a ellos su tradicional ceremonia. Por la noche, fui a un bar con gente que había conocido en el camino. Era al aire libre y estaba lleno de personas. Cada uno que llegaba, traía una pila de ramas atadas que dejaban sobre el centro de las mesas, armando así una gran hoguera. Mucha gente nos saludaba, éramos los únicos blancos en el bar y Taseu, nuestro amigo etiopiano, traducía “Dehna ederu, Dehna ederu”, que significa: “buenas noches”.

La gente era muy simpática, y todos estaban muy felices. Bebimos cerveza durante un largo rato y luego, a la media noche, comenzó la fiesta. Comenzaron a bailar y a cantar eufóricamente rodeando el fuego y, a medida que le agregaban ramas, la fogata se hacía cada vez más grande. Todos se sumaban para conmemorar el inicio de otro año, 1997 para los etiopianos, y nosotros lo celebramos con ellos.

Buscando sponsors en Addis

Addis es una ciudad enorme: tiene casi 3 millones de habitantes, que se extienden a lo largo de 250 km². Nada está cerca y, para trasladarme de un lugar a otro, siempre tuve que pedalear grandes subidas. Es la tercera ciudad capital más alta del mundo. Su clima es frío y, en este período, las lluvias son abundantes.

Moverme en Addis fue toda una aventura. Los primeros días me hospedé en un lugar simple y barato, aunque no del todo limpio. Me encontré con algunas personas que había conocido en la ruta, pero nadie tenía algún amigo o conocido en alguna empresa importante.

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El primer contacto que hice fue la National Motors Corporation, por intermedio de un amigo de Taseu que trabajaba allí, y a quien conocí en la noche de fin de año. Me dirigí a la oficina central y pedí hablar con el General Manager; la secretaria me preguntó: “¿tiene entrevista marcada?”. No le contesté, pero me parece que la maree con todo lo que le dije. Quién sabe lo que ella le dijo al General Manager. En cuestión de minutos me encontraba hablando con él y tomando un café. Esto es lo que llamo azar: la persona justa y en el momento indicado. ¡Gracias, Mr Alula!

También me dirigí a la Secretaría de turismo de Etiopía, donde su Secretario me presentó con una de las agencias más prestigiosas que hay en el país: Greenland Tour. De esta manera, también conseguí su apoyo para continuar con mi vuelta al mundo en bicicleta.

Lo difícil era llegar presentable y en el horario marcado a las entrevistas. Siempre me traslado en bicicleta y en esta ciudad llovía todos los días.

Al quinto día de mi estadía en Addis, por consejo de un conocido fui a visitar al General Manager del Hotel Hilton. No tuve obstáculos para hablar con él, un alemán bastante serio que promediaba los 50 años y con quien charlé varios minutos. Le conté cómo empecé y también mi objetivo, además le mostré mi carpeta de prensa y le prometí incluir el nombre del hotel como otro sponsor al proyecto.

Al día siguiente, me trasladé con bicicleta y bártulos al séptimo piso del Hilton. Hospedarme en un cinco estrellas, luego de 14.000 Km. africanos, ¡era lo máximo! No lo podía creer.

Mi último sponsor fue la cerveza Meta. Contacté la cervecería por medio de la gente. Les preguntaba: “¿cuál es la cerveza más popular?”. “Meta, Meta” me decían, entonces fui para presentarles el proyecto y también conseguí su apoyo.

Preparándome para la ruta

Mis últimos días en Addis fueron presurosos, pero al menos recuperé los kilos perdidos en el camino. Visité cinco periódicos, cada uno de los cuales me hizo una nota y, de esta manera, pude agradecerles a las compañías por permitirme seguir adelante. También visité la televisión, donde emitieron una nota de mi viaje, tanto en el noticiero como en el programa semanal deportivo.

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El último día en Addis celebré junto a ellos otra tradicional fiesta. Meskel, la celebración antigua que representa el hallazgo de la verdadera cruz. Miles de personas asistieron al Meskel Square, donde se juntan para conmemorar el día. Construyen grandes hogueras en las que colocan en el tope una cruz que luego adornan con flores. Sobre la noche, las encienden y, también, celebran bailando y cantando.

Addis Ababa me recibió como ninguna otra ciudad, la única capital africana que me transmitió seguridad las 24 horas del día. Podía pedalear de noche sin ningún temor, sus esquinas tenían policías todo el día y parecería que su gente sólo conoce la tranquilidad.

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Casi tres semanas fueron suficientes para ponerme en órbita nuevamente, conseguir la visa para mi próximo país, Djibouti, y conseguir un repuesto para mi bici que me lo facilitó un equipo de ciclistas etiopianos. Definitivamente Addis quedará en mi memoria !!!! Gracias a National Motors Corporation, Greenland Tour, Hilton Hotel, Meta Beer y Ambasalu Chali Bicycles

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