Norte de España

En el país Vasco – Km 39.060

pablogarciaIngresé a España viniendo desde Biarritz, Francia, y enseguida llegué a San Sebastián, sin duda uno de los lugares más bonitos de Europa. Conversando con la gente sentí como los vascos son nacionalistas, y no se sienten españoles. “Somos vascos”, me decían, “fuimos gobernados por una monarquía durante 40 años en la que no podíamos hablar nuestra lengua, o éramos reprimidos. Es ahora que nuevamente está floreciendo nuestra cultura y lengua; y no van a conseguir aniquilarla.”

En varias ocasiones, se me acercaron jóvenes a la bicicleta y me decían: “esa bandera”, señalando la de España, “quémala, la que vale es la de Euskadi.”

En verdad que fue un impacto, aunque la mayoría de los comentarios vino de gente joven, hubo varias situaciones en las que gente mayor me explicaba la situación con bastante recelo.

El camino a Bilbao, fue de los peores que atravesé en Europa, en su gran mayoría la ruta no tenía banquina, y entre tantas montañas y tráfico tuve que hacer malabarismo con la bicicleta.

Con Eneko y MiyukiEn Bilbao me recibió Iosu, compañero de ruta en mis pedaleadas a través de Lituania y Letonia. Se portó como un gran amigo, y como era fin de semana aproveché para trabajar en el centro y en la Plaza Nueva. E hice buenas ventas.

Mi último trayecto en el país Vasco fue llegar a Vitoria Gasteiz, donde me recibieron Eneko y Miyuki, quienes estaban a punto de iniciar la vuelta al mundo en tandem. Eneko ya había realizado una vuelta al mundo en bicicleta y le había demorado 4 años.

Ojalá todo les salga bien.

Burgos

Mi ruta siguió hacia Rabé das Calzadas, Burgos, porque allí debía visitar a otro amigo que me dejó el viaje.

Juan y su bandaJuan, el guía de turismo que conocí en Tanzania, y que soñaba para alcanzar su propia agencia de viajes. Hoy con su sueño hecho realidad, aunque un poco más mareado en su escritorio que cuando paseaba a turistas, me confesaba que añora aquellos tiempos cuando en camioneta y de bermudas iba en búsqueda de leopardos.

Allí relajé unos días y conocí a todos los amigos de Juan. También me di bien con las ventas cerca de la catedral, una de las paradas obligatorias de los peregrinos que hacen el camino de Santiago.

Algunos al verme con la bicicleta me preguntaban: ¿eres peregrino?

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