Los descuidos en el interior del país fueron muchos: poca higiene, extraña agua y comidas servidas en cualquier lugar me provocaron parásitos que me llevaron a perder cinco kilos y por momentos a pasarla bastante mal!
KM 20.827
Cuando llegué a Dar Es Salaam conocí a Graciela, una argentina que vivía allí desde hacía varios años. Recuerdo que la primera noche me invitó con unos ñoquis, ¡qué buenos ñoquis! Conversando con ella noté que a lo largo de mi viaje fui olvidando los cuidados que debía tener al moverme por África. Últimamente estaba bebiendo agua de la canilla o de pozo y también comía verduras crudas, todo lo contrario de lo que un médico amigo me había recomendado en Maputo.
Lo que sucedía era que apenas podía comunicarme con la gente para pedir un plato de comida o un poco de agua. En lugares demasiados sencillos…¿cómo explicarle a esta gente, que no conoce nada sobre higiene, los cuidados que mi médico ordenó? No quería que todos se me riesen en la cara. Así me fui acostumbrando a compartir mi plato de comida con decenas de moscas; o a que me sirvan con las manos.
Fue en ese momento, conversando con Graciela, que recordé las tres semanas que llevaba arrastrando problemas estomacales. Cuando fui al hospital en Mueda, al norte de Mozambique, fui atendido en la recepción y me dieron solo unas sales de hidratación, yo me volví tranquilo creyendo que era suficiente, pues a partir de esa noche al menos pude dormir. ¡Qué tonto fui! Pensar que fueron tantas las noches que me revolqué en la cama o corrí al baño imaginando que me había caído mal algo que había comido.
Graciela me contó que a su marido le diagnosticaron varias veces parásitos en el estómago. Puede que nosotros seamos más proclives a este tipo de infección pero lo cierto es que mis síntomas no parecían de cólera ni de malaria, por eso no me preocupé tanto…aunque a esa altura tampoco eran algo normal…
A la mañana del día siguiente fui al hospital y un enfermero diagnosticó que mi presión era demasiada baja. Luego de pesarme, noté también que había bajado 5 kilos. Yo me sentía débil, pero sólo esa tarde cuando después de un mes me quité la barba pude advertir lo flaco que estaba. Enseguida me atendió el médico a quien le conté desde cuándo venia con problemas y cuáles habían sido mis descuidos.«Don’t worry» me dijo, demostrando que mi caso era normal por estos pagos, «tomate esto y listo».
Creo que no fueron más de dos minutos dentro del consultorio pero bastaron para salir con una lista de medicamentos y nuevas sales de hidratación. Yo estaba tranquilo, la peor parte (norte de Mozambique y sur de Tanzania) ya la había pasado. ¡Ahora estaba de nuevo en la civilización!
Una gran ciudad
Dar Es Salaam, antigua capital del país (ahora lo es Dodoma), continúa siendo la ciudad más grande y poblada con un total de dos millones de habitantes. Sus calles no parecen formar parte del continente africano. En ellas predomina la gente de origen indio o árabe, de religión musulmana.
A simple vista pude apreciar dos clases sociales. Los provenientes de India y países musulmanes son grandes comerciantes, tienen importantes negocios, lujosos autos y visten bien. Mientras tanto los africanos se agolpan en las calles sin veredas ofreciendo algún servicio o vendiendo algún tipo de alimento.
Me quedé 20 días en la ciudad y noté que existe cierto fastidio entre ambos grupos. Los africanos me contaron que la mayoría de los indianos son prepotentes y se creen superiores. Por su lado, un indiano me dijo que muchos de los africanos son vagos y no les gusta trabajar.
Tanzania es un país que antes de convertirse en colonia alemana e inglesa fue invadido por diferentes corrientes asiáticas. Por lo general ejercían el comercio a lo largo de toda la costa, aunque también venían en procura de esclavos.
Caminando por la ciudad vi muchos templos musulmanes a los que la gente asiste cinco veces al día para rezar. Cerca del lugar donde me hospedé había uno de ellos, por lo que mi día comenzaba bien temprano: a las 5 de la mañana despertaba escuchando sus oraciones por los alto-parlantes.
Próximo a la pensión quedaba también el mercado popular, donde vendían principalmente frutas, verduras y legumbres…y aquellas gallinas que se despertaban con los rezos, obligándome con sus cacareos a salir de la cama. Todavía las recuerdo. Llegaban amontonadas en camionetas para luego ser enjauladas hasta el momento de su venta…¡pobres gallinas!
Mis Sponsors Tanzanianos
Durante mi estadía en Dar Es Salaam visité algunas empresas a las que les pedí su apoyo para la continuidad de mi viaje. Debí hablar inglés que alguna vez estudié de chico, sentí verguenza, porque lo hablo muy mal.
Pero la suerte me está acompañando. Luego de golpear algunas puertas encontré a aquellos que alientan la realización de los sueños y que apoyan el respeto por las diferentes culturas. Gracias Vodacom, Holiday Inn Dar Es Salaam y Multichoice.