El corralito argentino desde Mozambique

Con muy poco conocimiento de la realidad argentina de finales del 2001, creía que como todo mozambicano iba a tener que esperar que los bancos locales liberasen plata en los cajeros de la ciudad. Pero no, me equivoqué, en argentina estaba sucediendo el corralito

Camino a Maputo – KM 15.088

Cuando llegué a la frontera de Mozambique me invadió una sensación muy fuerte.
Algo que podría describir como una mezcla de conquista, intriga y respeto.

Sentí que empezaba una nueva etapa en mi viaje, y entonces miré hacia atrás y vi todo el tiempo y el esfuerzo que había invertido en los preparativos para llegar hasta allí. Me acordé de la cantidad de obstáculos que había tenido que superar, principalmente en Argentina: una sociedad que ya estaba palpitando la crisis cuando me fui, y donde mucha gente, por una cuestión de supervivencia, cultivaba el lema del «sálvese quien pueda». A veces pude sentirme como un loco buscando apoyo para un sueño que parecía bastante incompatible con la realidad del tiempo y del lugar donde me encontraba. Pero por fin estaba en el África uniendo fronteras y a pulmón.

Sudáfrica fue el país por el cual ingresé al continente. A pesar de saber muy poco sobre esta nación, pude comprender rápidamente que su realidad no era acorde con el resto de África.

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Es por eso que cuando entré en Mozambique y llegué al primer pueblo, Moamba, -donde pasé la noche- mi corazón casi se detuvo: el contraste con lo que ya había visto era demasiado grande. Sabía que estaba ingresando a la verdadera África, como me lo venían anunciando.

El cólera, la malaria, el sida, la más extrema pobreza y las secuelas de muchas guerras estaban frente a mis ojos. Y tuve miedo, y me invadieron las dudas, y tardé en digerir esta realidad tan diferente a todo lo que yo conocía.

Buscando Sponsors

Cuando llegué a Maputo, capital de Mozambique, me sorprendí por la cantidad de basura que encontré en las márgenes de las calles, eran montañas que según me contaba la gente llevaban mas de 4 meses. La causa: un conflicto que no se resolvía entre el gobierno y la empresa recolectora.

También me asombré por la cantidad de gente que tenia alguna extremidad mutilada, en general sus piernas. Esto es una de las secuelas más dolorosas de la guerra civil que hasta comienzos de la década de 1990 acecho a este país. Y a medida que iba viajando hacia el interior, estas imágenes se repetían con mas frecuencia, porque todo el territorio fue minado en esa época».

En Mozambique aún quedan marcas de la revolución comunista de 1975. En su capital, las calles mas importantes conservan los nombres con que la revolución homenajeo a sus próceres e ideólogos. Samora Machel, comandante que lideró el movimiento revolucionario en el país, Vladimir Lenin, Salvador Allende, y los ideólogos Karl Marx y Federico Engels son recordados por las principales avenidas.

Maputo, es una ciudad con mas de un millón de habitantes. Su centro está dividido en ciudad alta y baja. Allí encontré cierto flujo turístico, que por lo general viaja hacia el norte, la zona de playas. Enseguida a mi llegada me vi afectado por el famoso «corralito» argentino, que no me permitía retirar el dinero de aquellas empresas que me habían brindado su apoyo en mi país.

Con muy poco conocimiento de la realidad argentina de finales del 2001, creía que como todo mozambicano iba a tener que esperar que los bancos locales liberasen plata en los cajeros de la ciudad. Entonces comencé a pedir a cuanto conocido me cruzase algo de dinero para al menos poder comer.

Cuando pude ponerme al tanto de la crisis económica y política de Argentina, habían pasado ya algunos días y mis acreedores habían aumentado tanto como mi incertidumbre.

Llegué a creer que todo se derrumbaba. Pero la suerte viró para mi lado, y por medio de un conocido llegué a la oficina del Director de la Petrolera Mozambicana: Petromoc. Este contacto, sumado a la cobertura que tuve de la prensa local y también a mi insistencia, me permitieron alcanzar el primer patrocinio.

Tras varios días más en Maputo pude alcanzar otros 3 sponsors. Mientras desde Argentina, como a todos mis compatriotas, me quitaban las ganas de seguir adelante reteniendo y pacificando los ahorros, esta vez eran empresas mozambicanas las que alentaban mi sueño.

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